viernes, 1 de mayo de 2009

MI CIUDAD


Tengo la suerte de vivir en una ciudad llena de Historia. Fue árabe, judía y cristiana. Tres culturas que se enmarañan en callejones con geranios que germinan. Mi ciudad está hecha de piedra y es hueca por dentro. Por sus entrañas fluye un río verde que desemboca a los pies de una montaña. Allí hay una virgen chiquitita que desliza bendiciones ladera abajo. Mi ciudad está sembrada de torres que desmochó una reina orgullosa, pero en sus almenas aún se enredan las nubes los días de niebla. La silueta de dos cigüeñas que parlotean encaramadas a lo alto de un campanario se recorta al caer la tarde contra el horizonte. Los palacios encierran cuentos de princesas que cambiaron su reino por un príncipe cristiano y fueron convertidas en gallinas, para siempre condenadas a poner huevos de oro. Un santo caballero defiende sus murallas del mal genio de un dragón de tres cabezas. En primavera florecen los libros en las avenidas, suenan tambores que vienen de países lejanos y se colorean los lienzos. Los arcos de medio punto observan picotear a las palomas y las campanas cantan a coro en las plazas. Recostado contra un muro hay un señor de bronce al que todo el mundo le besa los pies y los turistas se hacen fotos con la última voceadora del periódico que se quedó petrificada mientras gritaba las noticias del día. En mi ciudad hay un reloj que da la hora a ritmo de jota y un gitano con mucho salero que canta bajo una palmera por bulerías. Mi ciudad por la noche huele a cuento de hadas. Con los primeros luceros suben los duendes a los desvanes a tocar la guitarra y en las paredes salpican sus acordes de chocolate. Mi ciudad es mágica. Por sus esquinas asoman los bigotes de viejos hidalgos que buscan venganzas y las damas se enjugan las lágrimas tras las rejas. Los grillos ofrecen serenatas en verano y el sol de la siesta dibuja escenas imposibles en las aceras. Las viejas toman el fresco sentadas en sillas de enea y los gatos buscan nuevos mundos por los tejados. Mi ciudad es dorada y azul, el escondite perfecto para desenterrar sonrisas y olvidar los miedos.

1 comentario:

Derrochadora Encubierta dijo...

!Felicidades! Has clavado la descripción de mi ciudad. Muy bonito y muy cierto todo. Me ha encantado.