lunes, 20 de octubre de 2008

MI TRENZA

Tengo una trenza colgada de mi ventana esperando que algún príncipe valiente quiera trepar por ella. De momento, de nada sirve. Por mis cabellos únicamente suben duendes que, de noche, no me dejan conciliar el sueño. Tomé esta decisión por una causa justa: no quiero volver a encontrarme a mis amores en la calle, tan simples, tan desilusionantes, tan reales. Prefiero que, en adelante, entren por mi ventana escalando mi pelo y, al despertar, encontrarlos recitándome versos. Quiero que monten blancos corceles capaces de cabalgar mares. Que maten fieros dragones con su espada. Y puedan darme a comer perdices siempre que tenga hambre.

2 comentarios:

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

Te cuidado, que los príncipes azules de hoy en día destiñen con gran facilidad.

TINTAS... TONTAS dijo...

Ei!! Poeta del sombrero! Tendré cuidado o los lavaré en la ropa delicada, por si acaso!
Gracias por estar aquí.
Un placer.